La pelirroja del GTI
Una noche me encontraba por el sur de valencia, era un fin de semana, farolas encendidas, poco tráfico, la policía inspeccionando la ciudad, a lo lejos escucho esa sinfonía, mis oídos no podían estar equivocados era “all my love” de Led zepelin, en ese momento tenía dos opciones desgastar mis converse de un sprint hasta llegar a esa melodía, o seguir andando, haciéndome el idiota como si nunca hubiera recibido tal estimulo. En el corazón de valencia, un hombre estaba siendo golpeado por dos jóvenes, que disfrutaban verlo sangrar, una niña corría en dirección a sus padres para pedirles un helado, una joven se sentía intimida al pasar por un grupo de chicos que la miraban como si de un trozo de chocolate dulce se tratara. Del norte al sur de valencia, el sonido de un GTI, retumbaba por las calles, el volante estaba cogido de unas manos suaves con uñas de fuego, mientras esas piernas oprimían el acelerador a fondo a la par que un pelo rojo ondeada, soltando un aroma especial. Al llegar