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Mostrando entradas de diciembre, 2016

Una noche de otoño

Vacío desgarrador, oprime mi incierta alma, dolor, mucho dolor, sonrisas fingidas, pastillas para dormir, lagrimas cayendo por el pavor, puño cerrado, abrirlo y nada, nada, ni un solo suspiro de aliento, no sentir su latido en mi pecho, esperar mucho y recibir migas, sentirte una hormiga carroñera, agarrar todo lo que encuentres, pensando erróneamente de mil se podrá formar uno. Seguir andando, mientras una pipa con sabor a sal cae sobre el pie derecho, esas malditas luces reflejando en tus ojos, pero no ves nada, nada, cero profundidades, mucho caos, tener todo, carecer de ganas. Música de melancolía, que no ayuda, gente feliz, actuando demasiado bien, que no reconforta, ese nudo en la garganta que avisa que vas a llorar, mientras pagas una barra de pan repito tener todo, pero en otoño sentir que no tienes nada, absolutamente nada.

Un encuentro casual

El metro ese medio de transporte tan odiado para algunos, pero muy práctico para otros. Se pueden observar tantas cosas en el trayecto desde Benimaclet con destino a Patriax. El señor con traje que lleva un regalo lleno de ilusión para un ser especial, en el reflejo de sus ojos a través de esas gafas de pasta puedo notar múltiples emociones. La china con mirada triste y aturdida me transmite compasión. La chica con camiseta de Nirvana observa continuamente mi piel tatuada, parece ser un bicho de esos raros que tanto me gustan. El despistado que tengo a mi izquierda, con un olor a colonia barata mezclada con marihuana. La mujer se sonroja por algo que le acaban de enviar por el teléfono. El niño que sonríe por todo y transmite ternura e inocencia. La madre llena de orgullo, mientras todos le ponen al niño de sus ojos, caras de idiotas. Ese energúmeno con la música tan alta que me hace tararear esas canciones tan simples y pegadizas que se escuchan en la radio. Una parada a mitad de c